Queridos hermanos y hermanas:
Reciban un saludo en Jesús palabra eterna del Padre que nos anima y santifica con la gracia del Espíritu Santo.
Durante este mes de Septiembre dedicado a la Biblia, la Iglesia nos invita a encontrarnos con Jesús a través de su palabra reflexionando en el lema: “HABLA SEÑOR QUE TE ESCUCHAMOS” (cfr. 1Sm 3,9) y en el valor de la Palabra, manantial de sabiduría cuyo contenido es la expresión de Dios, que constituye la vida eterna para el que le escucha.
La Palabra de Dios fue escrita en hebreo y arameo, lenguas originales de Israel el pueblo elegido, cuya promesa cumplida, es Jesús nuestro Salvador. Gracias al aporte de san Jerónimo, que se fue a vivir a Palestina para traducir la Biblia del arameo al latín y logró la traducción llamada Vulgata. Por su esfuerzo, hoy podemos leer la Biblia en nuestro idioma. La Iglesia honra la memoria de san Jerónimo (30 de septiembre) resaltando la Biblia como don y regalo de Dios en cuyas palabras hay vida eterna.
La Biblia es un conjunto de libros inspirados por Dios, ella se divide en dos partes: el AT que contiene 46 libros y el NT. 27 libros. 73 Libros que hablan de la intervención de Dios en la historia de Israel y la llegada de su Hijo, Palabra hecha carne en medio de nosotros. (Lc 2,8-16).
La Palabra de Dios es pura; (Proverbios 30, 5). Es portadora de gracia y misericordia, es la semilla por medio de la cual nacemos de nuevo, tiene el poder de crear (gen, 1,1ss), es recta y hace sus obras con fidelidad (Salmo 33, 4). Es viva y eficaz y realiza lo que significa. (Jn, 1, 1ss).
(San Lucas 4, 4) Nos recuerda que no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra inspirada por Dios. Es por eso que la Iglesia encuentra en ella su fuerza y alimento.
El Señor nos conceda la gracia de la reverencia y humildad ante su palabra y nos de su amor para hacer su voluntad. Amén.
En Jesús Buen Pastor, le bendice,